“Hand Cannot Erase”

Steven Wilson

Icarus Music, 2015

Análisis por Alejandro Matos con colaboraciones

De Jackie Suárez,  Luis María Ayala y Hugo Lagar.

Ficha técnica

Escrito, producido y mezclado por: Steven Wilson.

Grabado en: No Man´S Land & Air Studios (Londres) principalmente.

Tocado por: Steven Wilson, Adam Holzman, Marco Minnemann, Guthrie Govan, Nick Beggs, Ninet Tayeb, Theo Travis, Dave Gregory Chad Wackerman, Katherine Jenkins, The London Session Orchestra Y The Cardinal Vaughan Memorial School Choir.

Ingeniería: Steve Orchard, Laurence Anslow, Brendan Dekora, Charlie Dodd, Steve Price, Joseph E-Shine & Daniel Anglister.

Trabajo de arte: Steven Wilson (concepto y texto); tapa y fotografía de libro interno: Lasse Hoile.  Con colaboraciones de Karl Glover (Diseño) Y Majo Mueller (Ilustraciones). Modelo: Karolina “Carrie” Grzybowska

Análisis

Introducción

A comienzos de este año 2015, Steven Wilson editó este maravilloso álbum de estudio llamado “Hand Cannot Erase”, cuarto de su carrera solista, superándose una vez más a sí mismo y aún cuando le aguardan bastantes años más por seguir brindando su talento y sorprendiéndonos. Así las cosas, desde septiembre de 2014, algunos ya veníamos enterándonos sobre qué y cómo estaba haciendo el álbum, convocando a la misma banda que había grabado “The Raven That Refused To Sing And Other Stories” en 2013. Éste no era un dato menor, puesto que dicho álbum musicalmente es excelente y, así, se le daba continuidad a un equipo de músicos profesionales que tenían un grado de conocimiento y desenvolvimiento recíproco profundo. Más adelante pudimos ver y escuchar videos de las sesiones, entrevistas, avances muy pequeños de los músicos tocando, y una aproximación al concepto.

Contaba el propio Steven, por aquellos días, que la temática tenía el punto de vista femenino, a partir de tomar conocimiento y ver el documental “Dream Of A Life” y cómo dicha historia lo ha conmovido. Se trata de una serie de entrevistas a gente que conoció y fue cercana a la joven Joyce Carol Vincent, quien murió en su departamento en 2003 y no fue encontrada hasta 2006, sin que nadie preguntara ni se preocupara por su persona en ese período. Quienes tuvimos la oportunidad de verlo, reconocemos que es realmente impactante. Pero Steven Wilson no iría a escribir una crónica sobre esa noticia, sino algo más profundo y movilizador: la historia de una muchacha que vive en la gran ciudad y que, paulatinamente, se va aislando hasta volverse casi invisible a los ojos de todos. Esto importaba que, cuanto menos, una voz femenina tendría espacio y protagonismo en el álbum. Otra pista se develaba en el camino.

Intuitivamente investigando en el sitio web de Lasse Hoile -el perturbador artista visual que está detrás de los videos y fotos del SW desde las épocas de Porcupine Tree- perfectamente se descubría  una maravilla: un enlace al sitio www.handcannoterase.com, que es un blog del personaje central de la historia ([1]). Muchas pistas fueron brindadas en el proceso; las suficientes como para “cautivar” la atención de los fans y demás personas hasta llegar al momento más preciado, cual es el de la edición misma del álbum

Al respecto y a modo de necesaria aclaración previa, cabe agregar que este álbum se lanzó en varios formatos y por el sello Kscope (R.U.); mientras que, en argentina, ha sido editada la versión básica por icarus music. La cual, si bien dista de ser como la edición de lujo enunciada, tiene toda la información necesaria y las principales fotografía hechas por Lasse Hoile, que representan la vida de esta misteriosa mujer protagonizada por la modelo polaca Carrie Grr. Para quien quiera saber cómo es la edición de lujo, se recomienda entrar en youtube y buscar Steven Wilson-Hand. Cannot. Erase. (Deluxe Edition Reveal).

 

El álbum

Ha sido editado oficialmente el 27 de febrero del 2015 pero, en alguna manera, muchos ya lo habíamos escuchado. Es un álbum que gusta a primera escucha, de movida. Muy bien producido, compacto y coherente de cabo a rabo. Wilson presenta aquí un esquema tan perfecto y cerrado que solo nos queda disfrutar. Identificado con el rock progresivo, ciertamente lo trasciende e incorpora influencias de otros estilos; lo cual embellece, optimiza y torna asimilable al gusto de una audiencia más amplia que aquel género ([2]).   

Cuenta con bastantes guiños a los días de gloria del rock progresivo, que los cultores advertirán al instante (reminiscencias floydianas, genesianas y crimsonianas), si bien pensamos que su talento y capacidad compositiva no necesitan tomar estos elementos. Once composiciones –incluyendo sendos instrumentales de apertura (“First Regret”) y clausura (“Ascendant… Here On”)- muy sólidas y convincentes. Una primera parte podría integrarse con las cinco primeras y en élla se nota que hay una notable diferencia con el disco anterior [“The Raven That Refused To Sing And Other Stories”]. Canciones que tienden a interactuar más entre sí, antes que a contar con desarrollos muy complejos. Aspecto que uno advierte con reiteradas escuchas a lo largo de estos pocos meses que lleva editado. El análisis pormenorizado que viene seguidamente (es  decir, canción por canción) ratificará el anticipo en orden a que el protagonismo vocal femenino tiene lugar en H.C.E., solo que lo profundizaremos al concluir.

Sin lugar a dudas, debemos referirnos una vez más al concepto; el cual es esencial para entender el álbum. Parte desde el caso de Joyce Carol Vince (recordamos, ese documental que Steven vio) pero no se circunscribe sólo a él. Steven crea una historia donde la tragedia, la alienación, la angustia que lo persigue en cuanto a no perdurar, la nostalgia, la melancolía, la desconexión, la necesidad de ser amado y otras características más que puedan surgir de la propia interpretación que cada persona que adquiera el álbum (desde su propia experiencia de vida) haga, tienen espacio. Está claro que no puede esperarse de Steven Wilson mensajes de felicidad o un contenido teñido de liviandad. Sí, melancolía, tristeza, oscuridad…  lo trágico –en cierto modo- expuesto con una belleza sutil y femenina. Auditiva y contundentemente visual.

Atinadamente, Luis trae a colación el hecho que Steven Wilson nació en Kingston, en las afueras de Londres, donde creció. Se muda a la gran capital, Londres, y es en esa etapa -vivir en esa gran y complicada ciudad, el corazón mismo de esa ciudad- donde se sintió muy desconectado y muy aislado. Cita opinión de Wilson: “todo el tiempo que viví en la ciudad, nunca conocí a mis vecinos. No sabía el nombre, a que se dedicaban y ellos no sabían el mío y a que me dedicaba.  Ustedes se pueden imaginar tener de vecino a este genio y no saber quién es…”.  Es el colmo de lo aislado, del aislamiento.

Y hay más: lo que trae a colación, para s. Wilson, la protagonista de la historia es que escogió borrarse, volverse invisible y comparte con ella un deseo de no salir y no enfrentar este mundo de locura, de tecnología desbordada, de terrorismo, de conflictos, de confusión, de ruido, de contaminación ([3]). Plus: “en la infancia, todos queremos crecer y en la adultez todos, queremos regresar a la infancia. A esa ingenuidad”. Por eso este hombre elije regresar a ese lugar, ese tiempo -en el que transcurrieron sus primeros años-, para reencontrarse. El carácter que Wilson crea para este disco no es Joyce Carol Vincent, está basado en ella. Esta protagonista ve el mundo de la adultez como un mundo de desilusión, con lo que Wilson se identifica totalmente.

Con estas tres observaciones de sendos párrafos previos ([4]), entenderán por qué afirmamos aquello sobre quien adquiera y/o escuche el álbum, quiera interiorizarse en él, descubrirá, proyectará cualidades más allá –incluso- que las que el propio Steve Wilson hubiera imaginado en su creación, su gestación.

Al ser el creador del concepto, se advierte muy claro que Steven ha sido quien impartió las directivas para la estética propia del “packaging” del álbum, recurriendo a su socio permanente en el rubro -Lassie Hoile- y la colaboración de prestigiosos de la talla de Carl Glover o Majo Mueller. Un trasfondo oscuro -a modo de marco- sobre el cual se exponen fotografías, imágenes, ilustraciones, rostros, etc. Todo, con perfecta coherencia. Estética que, con tal sólo echar un vistazo a los videos en youtube, ha sido trasladada a escenario, durante la gira que Steven viene desarrollando para presentar y promover el álbum.

Foto del concierto de N.Y.C., tomada por Jackie Suárez

 

Análisis canción por canción

Y ha llegado el turno de realizar el análisis musical propiamente dicho  ([5])  el modo “canción por canción” ha sido el adoptado, aún cuando un tratamiento “global” es dable hacerse (máxime si se parte de un concepto, de una historia):

“First Regret”: es una apacible introducción en piano y pareciera ser nada más que eso, una puerta para que la gente se acomode en su asiento. Sin embargo es aquí donde suenan las melodías y cadencias que nos van a acompañar en muchos momentos del álbum. Sin ir más lejos, prestando atención, se pueden encontrar referencias en las melodías vocales de “3 Years Older”, “Hand Cannot Erase”, “Perfect Life” Y “Routine”, además de que –ya casi hacia el final del álbum- en “Happy Returns” deliberadamente la melodía vuelve.

“3 Years Older”: es una extensa composición de poco más de diez minutos, una mini-suite en sí misma, donde se mezcla la canción típica de Steven con orquestaciones más clásicas y guiños que recuerdan al Genesis de 1973-74 (las guitarras rasgando a lo “In The Cage” como “leit motiv”), Keith Emerson, Rush y algún toque levemente crimsoniano. Su estructura es bastante simple, pero el protagonista se las ingenia para no caer en el aburrimiento. O sea, para deleite del fan progresivo.

“Hand Cannot Erase”:  indisimulablemente se expone como directo candidato a corte de difusión, con aspiraciones a ser hit single y mucho más proclive al pop radiable. Engaña por su música casi de himno: bajo su aparente forma de “canción pop casi fiestera”, se encuentra una canción en 9/4 que no es para bailar precisamente; pero sí con arreglos y detalles musicales soberbios, más una letra bastante desesperada. Su ausencia no hubiera pasado inadvertida: si no estuviera cambiaría mucho el disco. Y no precisamente para bien. Este truco rítmico ya lo había hecho en el álbum de Porcupine Tree “Fear Of A Blank Planet”

“Perfect Life”: es un viaje por el trip-hop wilsoniano, algo que no debería sorprender a nadie. Para algunos, es otra incursión en las decisiones de compra del consumidor; para nosotros no deja de ser importante a esos efectos, eso sí, con el mismo peso que el anterior tema. La mano no puede sacar esta canción. “tuvimos una vida perfecta”. Mucho del Massive Attack de “100th Window”  viene a colación y eso puede gustar mucho o no, según las preferencias del adquirente. Se presenta una etapa “febril” de nostalgia, en la cual la cantante Katherine Jenkins relata un pasaje que puede encontrarse en el mencionado blog y que perfectamente puede leerse.  Expresamos que el álbum requería de alguna participación femenina y he aquí un ejemplo. Ahora bien, Katherine es una cantante experimentada; y no pasa desapercibido el hecho que Steven la haya puesto a recitar. Un gesto de ternura; mas bien de risa.

Por otra parte, se advierte algo de épica en el “in crescendo” musical de la segunda sección (es decir, luego de recitar). El entramado juego que realizan Steven (en guitarras)  junto a la precisión de Nick Beggs (en stick), los coros y el acompañamiento orquestal de los teclados, es sublime y realza la canción. Muy apto para single.

Routine: 100% Steven Wilson. 100 % prog. Algunos se preguntarán por qué razón tardó tanto aparecer esta joya que -además de lo ya dicho- es un tema que termina de poner la obra en el lugar correcto del progresivo. Alejandro, en particular, insiste que lo que venía sonando está perfecto “como parte de un todo”; pero es con esta canción donde muchos “afilan los colmillos”. Tiene, desde el comienzo, una majestuosidad, un desarrollo, unas interpretaciones, unas voces y un solo, que de por sí justifican el álbum. Cabe destacar aquí la presencia vocal femenina, que se hace sentir y cobra protagonismo, junto a la voz de Steven: Ninet Tayeb, en su interpretación, nos conmueve y no cabe la menor duda en orden a su capacidad de llevarnos hasta las lágrimas con su canto (inclusive -para quien tenga interés- circula una versión alternativa sólo con su voz, fácilmente ubicable en la web). Participa, en pautados momentos de la canción, el coro The Cardinal Vaughan Memorial School y coreuta solista Leo Blair, con arreglos a cargo de Dave Stewart y el propio Steven. Y volverán al final del álbum.

 Retomando, la canción muestra un poco más las “armas progresivas”. Y ni hablar para el que lo vio en vivo, con el video de fondo. Bello, perturbador y con unas líricas terribles, que nos hacen fuertes porque no nos matan, pero casi.

“Home Invasion”: nos habla ni más ni menos que de eso. La invasión al hogar. La bendita web y nuestro afán de abrirle las puertas para tener la vida soñada. Anticipamos que el concepto de H.C.E. tenía una gran relación con el tema de la soledad. Y en eso estamos ([6]). Y es con ese contexto que Steven canta ácidamente, con un tono bastante irónico sobre una base furibunda que mezcla elementos del funk, metal, psicodelia, slow rock, y unas cuantas cosas más. ¡bienvenidos al siglo XXI!, ni más ni menos… ¿qué más?

Regret #9: una base en ¾ que se continúa perfectamente con la canción anterior, y sirve para magistrales solos de Holzman Y Govan; constituyendo una unidad con “Home Invasión”, por lo cual podría llamarse perfectamente “Home Invasion Ii”. ([7] ) escuchándolo, nos recuerda a esos interludios instrumentales que Pink Floyd hizo -entre canciones- en “Dark Side Of The Moon” (“On The Run” Y “Any Colour You Like”); sólo que con espíritu más próximo al sonido de “Wish You Were Here” y una entidad musical mucho mayor, cobrando su importancia.

“Transcience”: es una canción en la cual Steven Wilson toca todos los instrumentos. Básicamente está hecho con guitarra acústica, mellotron muy setentero y colchones etéreos de sintes más modernos. Algunos reconocemos en él reminiscencias de e. L. & p.; otros descubrimos elementos más floydianos (¿algo de “Wish You Were Here” quizás?... “Welcome To The Machine” para ser más exactos). Es un tema sin banda, de casi tres minutos de duración y que nos parece fundamental para hacer pie en lo que sigue. De modo que llama la atención y se desconoce la razón por la cual omite tocarlo en vivo.

“ancestral”: la apoteosis de la obra, coincidimos todos los que abordamos la cuestión. Una base suave y machacante, unas guitarras con trémolo, y una melodía angustiante recuerdan al primer “Portishead”; o sea, otra vez aparecen las sombras de Bristol pero –aquí, en esta canción- no hay añoranza ni misterio, hay una melancolía destructiva que se come todo y nos da la falsa idea de que podríamos terminar escuchando un tema en plan doom metal. Pero no. En vez de eso, se escucha otro maravilloso solo de Guthrie Govan (tal vez su mejor solo del disco), luego otra sección cantada, para dar lugar a la evolución. La revolución. Con un habilidad única, la banda va tejiendo un diálogo entre un arpegio tenso e irregular y un riff furioso y liberador, generando un “in crescendo” en velocidad y dinámica que conforma una de las mejores ideas de Steven Wilson. Se recomienda escuchar esta rockeada y prestar atención a los dos segmentos, su forma de interactuar, tratar de encontrar la mecánica de la misteriosa disputa, con la esporádica intervención de un tercero que por momentos no parece tal sino más bien una situación en que los contendientes toman las armas, o tal vez gritan sin escucharse. El músico ha sabido hacer esto con maestría en el pasado (escuchen burning sky de “up the downstairs” por ejemplo) y la evolución lo ha llevado hasta acá, el punto culminante de su último disco. Es también la canción donde theo travis (flautas y saxo barítono) tiene su única participación. Mucho menor presencia suya que en otros álbumes de Steven y –de hecho- no viene participando de la gira promocional del disco. Ok! Coherente con uno de los lineamientos conceptuales de h.c.e. disco y que bien expuso Jackie Suárez: “ … y de eso se trata este disco de Wilson...  Si no estás: ¿te extrañarán?, y si es así, ¿quien te extrañará?” ([8])

Y nos olvidábamos!!! … un guiño al King crimson setentoso y de su segunda etapa (1972-1974), con ese indisimulable riff –primero en piano, luego en guitarras eléctricas, con acompañamiento de banda en pleno- reminiscencia “starless” que se escucha hacia los 8:15 minutos y por espacio de poco más de un minuto. Riff que más adelante vuelve una y otra vez, con nuevos matices, encaminándonos hacia el final mismo de la canción. Hay aquí, en este segundo segmento, interpretaciones que dan cuenta de una agresividad, una ferocidad instrumental, en cuanto actitudes que merecen que nos saquemos el sombrero.

Y luego de la apoteosis, viene la calma. Un lugar común, muchas veces...

“Happy Returns”: se escucha una introducción igual a “First Regret” . Es el retorno a la unidad de concepto. Esta canción es una balada bien armada y de buen gusto, que apela a las emociones compartidas y bien puede movernos a hermanarnos en un show-, reuniendo condiciones de himno. Es más, cumple a la perfección el clásico recurso frecuentemente empleado para cerrar las obras conceptuales, “cuando la tormenta ha terminado”. Una letra demoledora y dos bellos solos de guitarra (primero Steven y después Guthrie govan) hechos más con gran oficio antes que arrastrados por la onomatopeya sensiblera del estribillo. Para algunos, es una muy buena canción; para otros, será un futuro clásico de Steven, de características heroicas y de épica (desde lo musical). Unos y otros coincidiremos en que sí es la canción pop del disco y seria candidata a single. Y desemboca en la coda –instrumental- final…

“Ascendant Here On”: con sonidos climáticos, piano que anuncia el final y un gran trabajo realizado por un coro de niños ([9]), puesto en un lugar bien lejano, magistralmente mezclado, como hacen los maestros. Sin necesidad de poner sus joyas a la vista de todos. La obra termina bien, como debe ser. Muy en alto y dando unidad conceptual, dada su “sintonía melódica” en línea directa con la balada anterior; la cual -según se ha dicho- remite a “first regret”. Sentimos que el tiempo ha sido bien invertido.

 

Conclusiones

Hay álbumes que representan un signo de los tiempos y “hand cannot erase” es cabal ejemplo de ello. Steven Wilson, consciente o no de ello, es un artista que forma parte de aquéllos cuya obra supera la barrera del tiempo, máxime si tomamos en consideración esta obra que estamos analizando. Esto es algo típico de muchas obras del rock progresivo (repárese en álbumes como “dark side of the moon” o “wish you were here” , Pink Floyd, sin ir más lejos) pero no necesariamente exclusivo de ese género. Dentro de muchos años, se hablará y se citará a h.c.e. como signo de época, porque básicamente trata de la vida humana en sí misma, de la esencia humana. Una perfecta imagen, foto, testimonio de los comienzos del s. Xxi. Seguramente así será.

Ya lo hemos dicho en otra oportunidad ([10]), tal vez con otras palabras pero focalizando en el concepto mismo del álbum: “Steven Wilson es nuestra época, moderna, contemporánea, amplia, mezclada pero llena de miedo, soledad, rabia, aislamiento, melancolía que de alguna forma nos resuena y nos hace llorar en sus conciertos.” Ó, “lo que trae a colación es que … la protagonista de la historia escogió borrarse, volverse invisible y comparte con ella un deseo de no salir y no enfrentar este mundo de locura, de tecnología desbordada, de terrorismo, de conflictos, de confusión, de ruido, contaminación”. Es que, para  embarcarse en la gestación de un disco, para este midas contemporáneo (como prefiere cualificarlo Luis Ayala) todo comienza con una historia; y, luego, dicha  historia trae una paleta musical. Cada canción que escribe es una catarsis, es un exorcismo.

En tiempos de toma de consciencia de cuestiones de género, Steven ya viene hace rato con convicciones firmes al respecto; y h.c.e. es una muestra de coherencia de su posición ([11]): su perspectiva de la vida siempre estuvo más cerca de esta visión femenina que de la masculina. Adoptar la historia de una mujer, contar con presencias vocales femeninas (las que asumen protagonismo evidente y a la par suyas en ciertas canciones) dan cuenta de ello. No podíamos pasar por alto esta perspectiva de género en las conclusiones del análisis.

Musicalmente, la obra es perfecta, coherente, contundente, manteniendo su nivel a lo largo de toda su duración. Es admirable la forma en que distintos estilos musicales convergen, coadyuvan a la obra final (ya se ha dicho, Wilson es un voraz devorador de influencias, con una curiosidad musical envidiable). Aún así, no advertimos cuál es el reparo en encasillarlo y/o situarlo dentro del llamado “rock progresivo”, cuando –si se le escucha bien- casi el setenta por ciento del material pertenece a tal estilo o género (mal que le pese al propio Steven, también). ¿o acaso “first regret”, “three years older”, “routine”, “home invasion”, “regret #9”, “trasience”, “ancestral” y “ascendat here on..”  Se enrolan en el pop, heavy metal ó reggae?. Saben cuántos artistas tienen pretensiones y se autocalifican de “progresivos” cuando no lo son… escribimos bastante sobre el concepto del álbum; y muchas obras de dicho género/estilo parten de un concepto, que les da unidad. Digámoslo de este modo, es una característica que hace al adn del rock progresivo.

Extendemos misma consideración (perfección, coherencia, contundencia, y conservación de nivel, etc) hacia el rubro producción y no creemos que pueda ser de otro modo, teniendo en cuenta que Steven es también un consumado y respetado productor musical, ingeniero de grabación y encargado de mezclas; a quien otras figuras consagradas del rock actual y clásico confían sus obras discográficas (¿es necesario mencionar algunos nombres ilustres?).

Pero, esencialmente, reconocemos y destacamos el gesto de no repetirse a sí mismo, de progresar en el cabal sentido del vocablo ([12]). Steven Wilson es un músico que trabaja descalzo; lo que quiere significar: “yo acepto el riesgo. Yo corro ese riesgo de herirme en el plano físico y en lo musical”. Y ello está en perfecta consonancia con esta obra que ha gestado.

 

IR A LEER LA LETRAS TRADUCIDAS (por Jackie Suarez)

 



[1] Alejandro Matos reconoce que “… Corría Diciembre del 2014 cuando descubrí este falso blog. Entraba diariamente para ver que iba posteando la chica X. Mientras tanto, me actualizaba con las viejas anotaciones que habían empezado el 8 de octubre de 2008 (día en que el personaje cumplió 30 años).”

 

[2] Opina Steven: “No estoy interesado en ser clasificado en un genero. No soy un músico prog. En “Hand. Cannot. Erase.” hay pop, ambient, metal… es toda una mezcla”.

 

[3] Dos opiniones de Steven son concluyentes al respecto: 1. “Totalmente entiendo ese deseo de permanecer en mi capullo protegido del mundo exterior”; y 2. “Para mí esa chica se convirtió en un símbolo de la vida en el siglo 21, en la era internet, de un mundo virtual, en la era de las redes sociales.”

[4] Puntos de vista que aporta Luis Ayala al análisis del concepto.

[5] El cual pertenece principalmente a Alejandro Matos, con algunas acotaciones de Hugo Lagar.

[6] Señaló Steven, sobre la tecnología:”No estoy diciendo que la tecnología o el internet son malos, es el uso que se hace de ellos lo que importa”.

[7] Viendo la ficha técnica da la impresión de que hubieran sido grabados en momentos distintos, y sin embargo se suceden con mucha naturalidad.

 

[8] En realidad, en la columna radial para la Emisión # 74 del programa LOS ESPECIALES DEL GUARDIÁN DE LOS CIELOS (El Retorno Del Gigante Radio Web, Argentina. Site: www.elretornodelgigante.com.ar/radioenvivo), Jackie hizo referencia a las ausencias mismas de Marco Minneman y Guthrie Govan como integrantes de la banda de apoyo de Steven (transcribimos al final su locución) en la Gira, pero entendemos que es perfectamente aplicable a Theo Travis por cuanto su participación fue “minimal” en H.C.E. y, aún así, el entramado musical global de la obra no pareció necesitarlo.

Transcripción: “Tal vez,  por eso cuando los ví en Mayo pasado, a casa llena en el Best Buy Theather  de New York, sin Marco Minnemann ni Guthrie Govan, igual me sonaron a gloria, musicalmente no los extrañé. y creo que las 2100 almas que estaban conmigo tampoco. Y de eso se trata este disco de Wilson...  Si no estás: ¿Te extrañarán?, y si es así: ¿Quién te extrañará?”.

[9] Como en “Routine”, a cargo del Coro The Cardinal Vaughan Memorial School, con arreglos de Dave Stewart.

[10] Columnas de Jackie Suárez y Luis M. Ayala, respectivamente, en la Emisión # 74 del programa radial LOS ESPECIALES DEL GUARDIÁN DE LOS CIELOS (Jueves 6 de Agosto del 2015 y repeticiones). El Retorno del Gigante Radio (Radio Web, especializada en Rock Progresivo), que también cuenta con página (Ver Nota 7) y perfil de Facebook.

[11] Un par de citas de su opinión (aportadas por Jackie) son pertinentes: "Y es curioso: cuando hago entrevistas ... obviamente estoy generalizando aquí, pero la mayoría de las veces, si estoy siendo entrevistado por un chico, el chico me va a preguntar sobre el equipo que uso, la formación de la banda que usé, las influencias que entraron en el disco . En cambio si mi entrevistador es una mujer, lo primero que me preguntan es: "Háblame de la letra. Háblame de la historia, cuéntame de los sentimientos, y dime de las emociones… Yo diría que, para mí, el 75 o 80 por ciento de las veces lo que me mueve es esto último".

 

[12] En su columna radial, mencionada ya, Luis ha dicho “El ser humano por naturaleza es pasivo, y si se le da un medio para ser flojo … lo será y no buscara lo fundamental. Debemos evitar ser pasivos…. digo yo, debemos evitar ser cómodos, debemos arriesgarnos. Como lo hace en cada obra , en cada propuesta este gran genio”