“Aire fresco”

Nebbia – Homer – Ingaramo

Melopea - 2012

Es conocido que Litto Nebbia es un gran admirador de la música brasileña.

De hecho, ya en los primeros temas de Los gatos (inclusive en La balsa) se adivinan modulaciones y armonías provenientes de los géneros musicales de ese país que tanto influyeron en su manera de componer.

Por esto es que no resulta extraño que Aire fresco, el nuevo trabajo que el artista rosarino grabó junto con Daniel Homer y Juan Ingaramo, sea definido como un álbum de amor a la Bossa Nova y la comedia musical.

“La idea ha sido plasmar un sonido natural, que a la hora de tocar en vivo no nos complique y nos permita rendir igual que en el estudio”, comenta Nebbia.

Y el resultado se ve reflejado en la placidez que destila el disco, en el que conviven nuevas composiciones como “Luna luna”, “Nuevo plan”, “Amor en la tarde” o “Un beso en la tierra” con temas de su extensa carrera como “Restaurant del diablo” o “Gente que no sabe lo que quiere”.

En estas canciones Nebbia retrata, como es su costumbre, situaciones cotidianas por medio de reflexiones cargadas de imágenes que cualquier transeúnte puede percibir en su andar.

Daniel Homer, uno de los más eximios guitarristas de nuestro medio, aporta su versatilidad tanto a la hora de colorear los temas con toques sutiles de su guitarra acústica (en la notable lectura jazzeada de “Mujer de los mil días”) como en el momento de otorgarle potencia a una llamativa versión en estilo shake del clásico de Los gatos “Rock de la mujer perdida”.

Juan Ingaramo aporta la percusión exacta para cada tema, yendo de las sutilezas casi imperceptibles a ciertas complejidades tímbricas que de todos modos, no caen en excesos.

Mención especial para los temas instrumentales, como “Todo el día sambando” de Jorge Dalto, el íntimo “Lucecita”, el delicado “Como una mañana de abril” de Homer o “Gato paseandero” de Eumir Deodato, en los el trío da rienda suelta a una libertad creativa en la que arreglos precisos y mesurados e intervenciones solistas muestran el alto grado de disfrute al momento de interpretarlos.

Los aportes de Leopoldo Deza en flautas, Obi Homer con el arreglo de cuerdas en “Como una mañana de abril” y Sol Méndez en voz en “La costa” redondean el concepto de una aventura musical “de tres o cuatro tipos”, como se menciona en el booklet del disco.

Incansable y apasionado como siempre, Litto Nebbia, junto a sus socios Homer e Ingaramo, ofrece en Aire fresco un trabajo en el que, a medida que se suceden las escuchas, se transforma en un relajado y a la vez atrapante paseo por una música universal y sin ataduras.

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Carlos Salatino