“Shallow Paradise”
Acid Rain
Don’t Pay Music - 2011
Segunda producción y otro discazo de la gente de Acid Rain, esa mezcla de metal/A.O.R, progresivo y sinfónico, una mezcla de poder y sutileza, los arreglos justos, sin complicaciones pirotécnicas como pasa en muchos casos y excelentes estribillos con muchísima melodía (el estribillo en “Inwards” es brillante).
El disco arranca con “Inwards” justamente,
y me dio la sensación que actúa como link entre el disco anterior
“The Descending Line” y el nuevo álbum, además del estribillo que te pone
la piel de gallina, el resto del tema se
siente invadido de melancolía, le sigue “Violent Hill” con un sonido mucho
más limpio, demostrando que se pueden hacer temas excelentes con muy pocas
notas, un tema económico en notas, pero de una calidad superlativa. “Shallow
Paradise” sigue en la misma línea que el tema anterior, me impresiono el
sonido del bajo de Ezequiel Giménez en este tema, no lo había escuchado nunca
con ese sonido tan cargado, comprimido, impecable, graves y medios puros, con
mucho punch, sin sonar agresivo. “Legion of Liars” vuelve al sonido
“original” de Acid Rain, con un sube y baja de matices, desde la más oscura
melancolía hasta la claridad a partir del solo de guitarra, excelentemente
iluminado por Fernando Culen.
“Change”, una hermosa y simple melodía, convertida en una brillante canción. Con “Lysergic” volvemos al metal progresivo más tradicional, con un estribillo que me trae a la memoria los primeros discos de Angra, mas progre, menos metálico y con unos arreglos muy personales de Andrés Blanco. “The Brightest Star” nos vuelve al sonido más claro del principio del disco, excelentes melodías, un sonido limpísimo, dentro de la veta del A.O.R de Seventh Wonder. “Crying Days”, otro temazo, parte del metal progresivo y termina canción, el bajo con un sonido “muy Myung”, la batería de Martin Magliano se anota casi todos los porotos en este. Con “Far Away” bajamos las revoluciones nuevamente, volvemos al ambiente melancólico, casi norma en Acid Rain, las últimas vueltas del tema son sublimes, sencillas pero sumamente cargadas de emotividad. “A Way Out”, mucho mas poderoso, con Sebastian Fernández exigiendo al mango sus cuerdas vocales, con unas vocalizaciones sumamente agresivas. El disco termina con una versión acústica de “Change”, excelente forma de cerrar el álbum.
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Alejandro Nakakoji